jueves, marzo 30, 2006

La Camisa Azul 1

Para empezar, dibujemos la orilla, es importante. Voy a escribir desde mi camisa azul, por godo, por convencido, por inconforme, por reaccionario, por cartagenero (de nacimiento), por cachaco (por adopción), para acompañar un trago, porque Titanic es pésima a pesar de lo que diga Santiago y Marx no me convence a pesar de los esfuerzos de Lorenzo, porque los médicos son admirables y temibles, porque ahora tengo ojos azules, porque me gusta mi piso 17 y porque sí.
Hoy, por política.
Viene la jornada electoral del 28 de mayo y desde mi piso 17 veo un barco cargado de:
Uribistas, que de muchas maneras encarnan los principios y valores conservadores (Fortalecimiento del Estado de derecho, rescate de la familia como nucleo esencial de la sociedad, emprendedurismo social y económico, libre cambio y competitividad, seguridad social responsable, etc.) no obstante ser capitaneados, entre otros, por figuras de origen liberal como German Vargas o Juan Manuel Santos, al lado de un Partido Conservador, que a pesar de su tradición se ha alejado de los centros de opinión pública, refugiándose en su caudal electoral concentrado fundamentalmente en las áreas rurales. Lo interesante, es que el Presidente Uribe, cómo Rafael Nuñez, tiene una idea bastante clara de sí mismo, cómo para matricularse en cualquier escuadra, lo que hace que el uribismo, salvo en el caso del partido conservador que a punta de disciplina partidaria, cada vez más se consolida como el único verdadero partido de derecha, no sea sino uribismo. Igual, está claro, a muchos uribistas les da pena admitir que ideológicamente son conservadores, es mejor tener apellido de Presidente popular que llevar la bandera de una ideología.
También viene cargado de adalides de la llamada nueva-izquierda-colombiana, encabezados por un sorprendente Polo Democrático en cabeza de Carlos Gaviria, antagonista en la izquierda de un Horacio Serpa debillitado dentro de su Partido Liberal. Esta nueva izquierda, aderezada por personajes tan contradictorios como César Gaviria (neoliberal o social democrata, al final nadie sabe), Jorge Robledo (comunista), Gustavo Petro ( de izquierda radical secatria, no obstante el otro día en la W dijo ser capitalista) y Piedad Córdoba (quien al parecer ahora sí fue elegida), teoricamente se levanta sobre los brazos de las organizaciones sindicales, el discurso de las minorías y la academía, las cuales con la pasión que siempre las destaca han hecho suya la bandera de lo-social, que verdaderamente es difícil de definir por la amalgama de colores que la componen (lo que facilitará una eventual alianza). Se identifican, parece, con la idea de un Estado providencia que le lleva de comer al ciudadano, fomenta desbordantes beneficios para el proletariado, limita el libre cambio para proteger la industria (y como consecuencia la condena al fracaso), apoya los movimientos de diversidad sexual (sin embargo ninguno de ellos manifiesta con valentía desde que orilla sexual habla, restándole transparencia al debate y dejando el sabor de tratarse sólo de arengas proselitistas). En general, traen una idea del individuo bien particular, porque no es lo suficientemente autónomo cómo para buscar su propio desarrollo económico y social, necesita del estado que le provea todo para subsistir, no puede competir para avanzar, ni desarrollarse a sí mismo a partir de su iniciativa. En últimas, una visión del ser humano perdido en el colectivo.
Y en la mitad de la nave, en la borda pescando, Antanas Mockus y Alvaro Leyva. Ambos divagando entre la derecha y la izquierda sin encontrar el centro. Con estos dos pasa que tienen hojas de vida respetables, grandes inteligencias y excelentes propósitos. Sin duda generan alguna movilidad, pero nos harán falta por su terquedad y miopía, en ocasiones por sus disparates (Leyva insite en acabar un conflicto de decadas y fracasos en 6 meses, haciéndose campaña con las FARC) en otras por el camino que escogen (Mockus se la jugo por la Alianza Social Indigena, que según parece se queda sin personería jurídica para apoyar un decendiente de Lituanos).
Sobre los demás, no hay que gastarles tinta, no enriquecen el debate y francamente no entiendo de donde sacaron que podrían llegar a la presidencia.
Esto es lo que hay...que entre el diablo y escoja, pero y
o saldré a votar con mi camisa azul.

2 comentarios:

Cristina Vélez dijo...

que viva la camisa azul y los comentarios pol{iticos con tinte literario. un poco godo, tal vez demasiado, pero ud. escribe muy bonito.
suerte con este nuevo proyecto.

Cristina Vélez dijo...

que viva la camisa azul y los comentarios pol{iticos con tinte literario. un poco godo, tal vez demasiado, pero ud. escribe muy bonito.
suerte con este nuevo proyecto.