sábado, mayo 23, 2009

Reelección? encrucijada? de quien?

Nuestro querido presidente tiene que convencer a su alma de no presentarse a una nueva elección. Las conversaciones con el alma deben ser algo complicadas, particularmente si son en presencia de la prensa mundial. Primero, porque no está muy claro donde queda el alma y en donde la razón y segundo por que no parece estar definido de que se encarga cada una y cual habla primero y en que tono responde la otra. En algún momento  pensé que eso se trataba con litio, pero debo estar equivocado. 
Desafortunadamente el tema no es si el alma y la razón del presidente se ponen de acuerdo (un político tan hábil no debe tener problemas convenciéndose a sí mismo), sino que, en apariencia, la posibilidad de esa elección, que necesita un cambio de la constitución avalado por millones de ciudadanos y conlleva inevitablemente una manera soterrada de totalitarismo y la transformación de Colombia en una República Bananera, depende de la voluntad de un solo hombre. 
Lo aterrador no es que tengamos un presidente esquizofrénico que tiene dilemas públicos consigo mismo, sino que millones de colombianos estén dispuestos a lanzarse al abismo con tal de que Uribe se lance a la presidencia.
Es innegable que el Presidente Uribe ha obtenido numerosos logros en diversos campos, pero la batalla que los colombianos debemos ganar es nuestra consolidación definitiva como nación. En esa batalla, el frente más importante está en la construcción de instituciones que verdaderamente representen las aspiraciones comunes, que trasciendan en el tiempo. Eso no va a pasar si los colombianos nos aferramos a un Mesías, si no entendemos que el destino de nuestro país depende de nuestra capacidad de perpetuar los propósitos que nos unen y no a las personas.
Nota: Advierto que la apariencia se alimenta de encuestas, que así que uno diga que bárbaro cómo están de bien hechas y que seguridad nos brindan! pues no. Sin embargo, lo cierto es que caminamos ciegos frente a los vericuetos del poder y nos toca creer en la apariencia.

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